domingo, 8 de enero de 2012

El motor de la historia y sus agentes


                En la historiografía diversos autores, han tratado estos dos aspectos de diversas formas. Hegel y Marx coincidían en que el motor de la historia se daba a través de la dialéctica, aunque el primero en el terreno de las ideas, el segundo en un campo completamente materialista. Igualmente diferían en los agentes o actores de la historia. Hegel creía en el papel de los superhombres y los Estados, Marx en la acción de las clases sociales.
Por ello, el cómo se comprende la Historia es fundamental para escribir historia. Este pequeño trabajo intenta dar unas pautas introductoras y sencillas. Como siempre hay que partir de la realidad. ¿Quiénes son los agentes del cambio histórico? ¿Los políticos? ¿Las masas?  O ¿Son las masas simples espectadores de los sucesos? ¿Se le debe llamar masas o mayorías o pueblo? Creo que antes de ver los agentes de la historia, puede ser más sencillo considerar cual es el motor de la historia.
                La Historia, entendida con mayúscula, no puede distinguirse de la humanidad. ¿Cuál es el motor de la humanidad? Es difícil, por no decir imposible definir una naturaleza humana. Sin embargo, mirando hacia atrás en la historia, el rasgo particular que ha definido al hombre, y de manera particular en occidente ha sido el individualismo y el egoísmo. Su egoísmo puede extenderse a proteger el interese de su familia, pero nunca mucho más lejos. (Se puede argumentar que en ocasiones los hombres hacen cosas por el pueblo, la ciudad y/o el Estado, pero en un contexto que se debe comprender también egoísta. En caso el sujeto, observa estos en términos de propiedad o pertenencia “mi” ciudad, “mi” Estado, mi pueblo). Existen excepciones pero estas no son significativas como influencias en el desarrollo de la Historia.
                Partiendo de este supuesto se establece que toda acción humana debe ser comprendida como un acción que parte de y para el intereses del individuo o del circulo cercano familiar del sujeto realizador de la acción. Y esto es válido para todos, desde los jefes de Estado, hasta los hombres más humildes, pasando por los intelectuales y los artistas.
                Al entenderse el hombre como un ser egoísta se hace evidente la necesidad del Estado, pero sobre todo la necesidad de la Ley. Pues el Estado establece los marcos mínimos de convivencia y civilidad necesarios para el desarrollo de su población particular. Sin embargo, los individuos que controlan el Estado, son al igual que todos los demás seres humanos, mezquinos y egoístas, y por ello la ley debe privar sobre todos, incluyéndolos por supuesto.
                Así llegamos a los agentes de la Historia. Creo que todos los individuos del mundo son parte de la Historia, y son agentes de la Historia. El efecto de la mayoría es mínimo, pero se debe entender como las gotas del mar. Una sola gota es intrascendente, sin embargo una corriente o un tsunami es imparable.
                Pero los agentes más importantes en la Historia, han sido los Estados. En todo sentido, al interior fijan políticas económicas que definen el sentido de la existencia de millones de seres humanos. Al exterior, sus prácticas internacionales influyen igualmente en el desarrollo de otros Estados.
                Aunque se debe acotar que no son los únicos agentes, y hay contextos históricos específicos donde su intervención es nula, o no se puede limitar a ellos para explicar una situación o fenómeno.
                Es decir, la historia como hablábamos en el texto anterior debe partir de los hechos, pero a través de una marco teórico debe transformar esos hechos en una texto que aporte un conocimiento significativo sobre el grupo social o el “objeto histórico” sobre el cual se desarrolla la propia historia. Algunos textos abordan la historia de un Estado en particular en algún periodo, o un enfrentamiento entre Estados, como pueden ser las guerras. Pero incluso en estas historias estatales, existen agentes que nos son Estados, clases sociales, comunidades de creyentes, agrupaciones profesionales, etc. Esta situación es especialmente evidente en las historias que no se interesan en las dinámicas estatales; estudio de la vida privada, de la música y el arte.
                Por ello una de las tareas del historiador es al estudiar el fenómeno de interés determinar los agentes que influyen en él; así como su nivel de interacción. Pues algo fundamental de comprender, es como ya se dijo, la Historia tiene como agentes a toda la humanidad, por lo tanto tiene infinito de actores. Sin embargo, en cada fenómeno, hay un número limitado de actores cuyas acciones son realmente significativas y es responsabilidad del historiador descubrirlos.  

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